Otra lluvia. Me gusta creer que alguien me guiña el ojo desde allá arriba y me muestra su complicidad con esa sutileza, como un "va a estar todo bien"... Como el grillo, también, que noche tras noche canta sin parar desde lo profundo de la maceta del primer piso... Será así? Estará bien hacerme cargo del destino de esos supuestos mensajes tranquilizadores? Quién sabe, aquello de la "navaja de Ockham"(u Occam u Ockam, según Wikipedia) que conocí en las novelas de Martínez sugiere que la hipótesis más sencilla es la que explica la situación, de modo que sí, me hago cargo: es la primera vez en 40 años que un grillo canta en mi ventana todas las noches por más de una semana, y es todo un símbolo que la lluvia me acompañe en todo esto todo el tiempo.
A veces una lluvia es una lluvia; otras, como esta, tal vez sea mucho más.
A veces una lluvia es una lluvia; otras, como esta, tal vez sea mucho más.